domingo, julio 31, 2011
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Con una mano sobre el corazón, miro el cuerpo, ahora marchito, que siempre me ha acompañado. Es hora de dejarlo, hora de irme. Mi último lecho no tendrá más que pétalos y un tallo podrido.
Por Rafael Peñaloza a las 12:34 p.m. 0 comentarios