jueves, noviembre 30, 2006

Ticket

Hoy fui a comprar un boleto de tren. En la parte superior del mismo me encontré con un mensaje un tanto extraño.
En la foto de arriba les muestro el mensaje. Está dividido en tres partes que dicen:

Válido del 2.12.06 al 1.1.07
Viaje de ida hasta el 3.12.06
Viaje de regreso dentro de los 2 días siguientes a la ida.

¡Tengo un boleto válido por un mes, que de hecho es válido por solo cinco días!

miércoles, noviembre 29, 2006

La noche del oráculo - Paul Auster

Tras un accidente y en contra de todas las expectativas médicas, un escritor se recupera poco a poco en su salud. Un día, el día en cuestión, dando su caminata diaria, se encuentra con una tienda de artículos de papelería. Ahí siente la necesidad de comprar un cuaderno azul de fabricación portuguesa.
Ese mismo día, tras varios meses de sequía literaria, comienza a escribir de nuevo. A partir de entonces, se desencadenan una serie de acontecimientos que cambiarán su vida en los nueve días subsecuentes.
En todas las obras de Paul Auster que he leído, es recurrente el elemento del cuaderno. Según yo recuerdo, el cuaderno ha sido siempre azul, pero de vez en vez ha de cambiar su color, pues tiene una obra llamada "El cuaderno rojo". En esta ocasión, aprovecha el tema del escritor para narrar varias pequeñas obras; novelas y cuentos, tal vez ideas que había tenido en el pasado pero nunca pulió adecuadamente, o ideas nuevas desarrolladas específicamente para esta meta-novela, que resultan atractivas de leer por si mismas, pero a la vez dan fuerza a la narración principal.
Yo me clavé en él desde las primeras páginas, y no podía dejar de leerlo. Tuve que forzarme a detenerme para poder dormir antes del viaje a Viena, y regresé prácticamente a terminarlo.
Altamente recomendable.
Por cierto que este es mi libro número 50 del año.

martes, noviembre 28, 2006

Viena express

Este fin de semana me di una vuelta express a Viena. Mi tren salió de Dresden (tras un arduo día de trabajo) el viernes en la noche para llegar, vía Praga, a Viena a las 6 AM. Tuve que esperar un poco, pero Rochy llegó por mi a Südbahnhof.
Tras un desayuno que comenzó con Brownies de chocolate y terminó con yoghurt, nos dirigimos a Schönbrunn, para conocer el Zoológico que tienen ahí, el más viejo del mundo, con 255 años de antigüedad. No puedo decir lo mucho que me gustan los zoológicos. Cuando tengo que elegir un lugar a visitar, pocas veces decido ir a un zoo, racionalmente me lo he dicho muchas veces: todos son más o menos similares, animales enjaulados, caros y muy grandes. Pero cada vez que visito uno, me siento como niño abriendo su nuevo Wii. En esta ocasión, también pude ver animales que nunca había visto antes, o que al menos no recordaba, como distintas variedades de pingüinos, y otras aves.
Terminamos exhaustos, por lo que el resto de la tarde solo comimos, vimos una película y dormimos temprano.
Al día siguiente fuimos al jardín botánico en Belvedere, que dada la cercanía del invierno estaba prácticamente muerto, pero aún así vimos algunas cosas interesantes. Terminamos temprano para vernos con Vadim y Bruno en la ópera, a ver La Traviata, una adaptación de La Dama de las Camelias. Antes de todo esto, fui obligado convencido de visitar un baño público en que supuestamente los mingitorios tenían forma de labios, para tomar una foto. Resultó que, debido a quejas de los vieneses, los labios habían sido removidos, dejando en su lugar mingitorios tradicionales.
La ópera me gustó mucho, con bailarines en el tercer acto, para escenificar mejor la fiesta que se lleva a cabo.
Tras eso, fuimos a comer/cenar al típico Einstein, en el mero centro de Viena. Casi todos ordenamos una milanesa vienesa (en español parece una frase sin sentido, en alemán es Wiener Schnitzel) con papas.
De ahí prácticamente corrimos para que yo tomara mi tren de regreso a Dresden, donde el lunes fue la Habilitación de Carsten Lutz, quien supervisó mi proyecto de maestría sobre autómatas alternantes.
Para celebrar tanto la Habilitación, como la navidad, dado que las cabezas del grupo van a estar lejos de Alemania a partir de este fin de semana hasta enero, fuimos a cenar a Barococo en el centro de Dresden. Un restaurante especializado en pescados, donde todos los adornos están hechos con cubiertos moldeados para aparentar escamas de pescado, o candiles. Tengo que decir que, tras un poco de cerveza, Ian Horrocks es una de las personas más graciosas que he conocido (nunca he platicado con él de algo no-serio sin cerveza de por medio, así que no sé cómo sea sin ellas).
Esa misma noche regresé a Leipzig. Ahora, simplemente quisiera ser un koala.

miércoles, noviembre 22, 2006

Podcast 5 - Así, mejor no hablar

El nuevo podcast está aquí.

Las palabras no siempre estan presentes; y no siempre son necesarias.


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Haciendo cambios

Es increíble que, a pesar de tantos cambios en mi apariencia, nunca había hecho grandes modificaciones en la apariencia de este blog.
Motivado principalmente por el hecho de que no podía incluir imágenes de 500px de ancho sin arruinar la visibilidad, me decidí hoy a hacer unos cuantos cambios de estilo.
Espero sean de su agrado.

martes, noviembre 21, 2006

Rabbit, Run - John Updike

Por recomendación de Manuel, me decidí a leer algo de este autor ganador en dos ocasiones del Premio Pulitzer. Lo más curioso del caso es que en ambas ocasiones lo ganó por su serie de libros sobre Rabbit. Así que comencé con el primero de estos libros, llamado Rabbit, Run.
Harry, apodado Rabbit, es un hombre intolerante a la frustración que en su adolescencia fue un gran jugador de basquetball, pero después no ha logrado mucho de su vida. Después de ser el primero en algo - dice el protagonista - no es posible sentirse a gusto en el segundo sitio de nada.
La forma en que usa a los personajes es excelente. Me encanta cómo todos, en cierto sentido son acartonados, y sabes en varios momentos cómo van a reaccionar, y aún así, como todos los humanos, cambian varias veces de opinión, pero lo hacen como si siempre hubieran opinado de esta nueva forma, sin más. Las mujeres en particular me parecieron excelentes; no porque fueran perfectos personajes femeninos, sino porque eran bastante apegadas a la realidad femenina, aún con lo dificil que es hacer este tipo de personajes para un autor masculino.
El único problema que tuve con el libro es más culpa mía, que del autor. Yo tengo un problema con los nombres en general. Poco a poco lo he ido solucionando y ahora asocio a cada personaje una letra: la primera de su nombre. El problema fue que tres de las mujeres tenían un nombre comenzando con J y en varios momentos tuve que hacer pausas para estar seguro de quién se trataba en ese instante.
El libro fluye fácilmente y está lleno de filosofía popular que es interesante descubrir contínuamente.
Yo lo recomiendo. Ahora ya se agregaron a mi lista de espera el resto de los libros de la serie.

lunes, noviembre 20, 2006

Amanita muscaria

Por fin fui capaz de ver uno de estos en vivo y a todo color. Es uno de los hongos más famosos, más fáciles de distinguir, y uno que también es venenoso. Aún así, nunca me había topado con uno. Durante la caminata vimos al menos unos cinco, pero este fue el único que estaba entero; todos los demás ya habían sido mordisqueados por la fauna local.

domingo, noviembre 19, 2006

El letrero

Un hombre puso una cafetería, y contrató a un diseñador para que hiciera un letrero sobre la puerta, que debía decir "Café y Té". Tras un par de días, el diseñador regresó con una muestra, para que fuera autorizada por el dueño del local. Tras analizarla por un rato, el dueño dijo:
- Está bien, pero creo que entre café y y y y y debería haber más espacio.

¿Alguna vez se imaginaron ver una frase que contuviera cinco veces seguidas la palabra y e hiciera sentido?

Escalera al cielo

No pudo venir en mejor momento esta caminata. Después de sentirme mal por mi plática, no quedaba mas que relajarme y disfrutar una nueva caminata por la Suiza Sajona, a donde he ido muchas veces, y aún así siempre hay algo nuevo que visitar.
En esta ocasión, comenzamos tomando un trenecito que viaja a orillas del río Kirnitz, hasta llegar a una cascada artificial llamada Lichtenhainer.
De ahí ascendimos una montaña hasta llegar a Kuhstall, junto al cual se encontraba el Himmelsleiter, es decir, la escalera al cielo, que tuvimos que acender con mucho cuidado (capaz que no nos querían aceptar y nos aventaban desde arriba). Disfrutamos de la maravillosa vista antes de bajar e ir a Schneiderloch, una caverna tan estrecha, que no sé por qué no le pusieron a este el ojo de la aguja. De ahí descendimos y luego subimos más de 200 escalones que forman la mitad del ascenso a la pequeña montaña navideña invernal (Kleine Winterberg). Tras subir, volvimos a bajar. Yo ya me sentía como yoyo.
Tras una pausa, decidimos cambiar el plan y en lugar de subir una tercera loma, caminar en medio de dos de ellas. Aún así, todavía nos faltaban unas tres horas de caminata, pero al menos ya no sería de subida.
Regresamos bien a Bad Schandau, comimos una pizza y una cerveza, y luego Yusri recibió una llamada: nos invitaban a una fiesta en casa de María.
Así, dado que no tenía nada que hacer en Leipzig de todos modos, me quedé otra noche en Dresden, celebrando con viejos y nuevos amigos. Todos los males olvidados, mañana hay nuevos bríos para continuar.
Este viaje fue en verdad una escalera al cielo.

viernes, noviembre 17, 2006

I just hate...

- I just hate all those TLAs
- TLAs?
- Yes, Three Letter Acronyms

Minor modification of a conversation between me and Jan.

Un fiasco

Mi platica de hoy resulto un fracaso absoluto. Fue benefico, porque surgieron temas que no habia pensado y que podrian ayudar en mi investigacion. Fue muy malo porque no supe contestar a algunas de las dudas, y mucho menos a la queja de que estaba sobre-generalizando (cosa que al final me di cuenta que no hacia).
En fin, supongo que en esto, como en todo, se mejora con la practica.

jueves, noviembre 16, 2006

Mudanza (3 de 3)

Office
Por fin terminaron las mudanzas. A partir de esta semana tengo oficina en el edificio nuevo. Después de largos días en que no llegaban los muebles, la desaparición de mi monitor de pantalla plana que, misteriosamente, tras quejarme con todos apareció en la puerta de mi oficina un día mientras yo estaba trabajando. (La verdad es que siempre estuvo ahí, pero metido en una caja que tenía un nombre distinto al mío y por tanto nunca abrí).
Es pequeña, y sí, eso que ven ahí es una columna a la mitad del cuarto, pero estoy contento de poder trabajar nuevamente... además, con la confusión creada, ahora tengo dos monitores, y es muy cómodo trabajar así.
En todo caso, no quiero experimentar más mudanzas en mucho, mucho tiempo.

martes, noviembre 14, 2006

Podcast 4 - La misma respuesta

Después de una semana de ausencia (que sólo yo noté), regresa el podcast.

¿Es posible olvidar a esa mujer especial que te convirtió en quien eres?
Esa mujer, que, sin importar insistencias, siempre dio la misma respuesta; hasta el final.


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domingo, noviembre 12, 2006

Suerte

Esta debe ser la mosca más afortunada del planeta. Tiene toda una pata de conejo para ella sola. Y lo sabe. Noten qué hermoso es su cuerpo reflejante, en tono verduzco.

sábado, noviembre 11, 2006

La Défense

La primera vez que fui a París, me quedé con ganas de ir a La Défense, en particular, de ver el Gran Arco de cerca. Así, en la segunda oportunidad que tuve de estar en esa ciudad, tomamos el metro hasta esta zona de edificios de oficinas.
Yo estaba encantado, por alguna razón la forma de estos edificios, y su distribución, me maravilló. Aún así, no se me olvida una cosa que me dijo uno de mis compañeros en ese viaje: "edificios como estos también hay en mi país; quiero ver las cosas francesas".
Aún así, en mi tercera visita a París, volví a ir a esta zona y la recorrimos con más detalle. Zonas con edificios también hay en Frankfurt, en la Ciudad de México y en tantos otros lugares, pero por alguna razón, esta en particular me sigue atrayendo, mientras que, por ejemplo, Santa Fe, me parece desagradable (aún más que Frankfurt).

jueves, noviembre 09, 2006

No creo en Santa Claus

Las ciencias de la computación son un niño pequeño aún en desarrollo. Y así como los niños, madurando y aprendiendo de su experiencia son capaces de decir un día, sin dudas en su interior "no creo en Santa Claus", así los científicos de la computación deberán un día respirar hondo y decir claramente "no creo en la Inteligencia Artificial"

lunes, noviembre 06, 2006

Sin contraejemplo

La mala noticia es que no pude encontrar el contraejemplo. La buena noticia es que demostré que es imposible hallar tal (para el caso particular que yo traté; para una lógica un poco más compleja, Meng encontró el contraejemplo).

domingo, noviembre 05, 2006

¡No nos quiten el crédito!

Hoy veía un pequeño documental sobre la Flama Eterna bajo el Arco del Triunfo en París, y dieron un dato que me consta que es erróneo:

desde la década de los 60, la flama nunca ha sido apagada

Y yo simplemente digo: ¡No nos quiten el crédito!

El vizconde demediado - Italo Calvino

Después de la decepción por los dos últimos libros leídos, quería leer algo que seguro me fuera a gustar, ligero y que me permitiera relajarme. Italo Calvino me pareció una excelente opción, pues nunca me ha decepcionado, con su estilo irónico.
En este libro se nos narra cómo cambió la vida de un pueblo tras el regreso de su vizconde, herido en la guerra contra los árabes. De una excelente forma, combina reflexiones profundas con la ironía y el humor; nos habla de lo nocivo de los excesos, en cualquier sentido, y de la realidad humana que comparte el bien y el mal.
La lectura es muy fluida; yo lo terminé de una sentada, sin sentirlo pesado en ningún momento.
Definitivamente, no me decepcionó de las espectativas que tenía, y lo recomiendo altamente, como cualquier cosa de este autor.
Este ha sido realmente un fin de semana de libros, dado que no me animé a salir a pasear por el clima; espero no estarlos aburriendo demasiado con estas reseñas.

sábado, noviembre 04, 2006

Das Dööfchen - Elke Heidenreich

Mi primer acercamiento a esta guionista/escritora alemana es por medio de este librito que contiene cinco de sus narraciones; una de ellas, Das Dööfchen (El tontito), es de la que recibe el nombre, pero hizo demasiado honor a su nombre, siendo una narración vana y sin razón.
Otras tres de las obras presentes se me hicieron de mujer cincuentera amargada; una hablando de divorcio, otra sobre una mujer abandonada y la tercera sobre el amor superfluo.
La quinta narración cuentra la historia de la filmación de una película desde la perspectiva de la guionista, que no puede intervenir mucho en la realización final. Comienza dando demasiadas descripciones vacías y aburridas, pero poco a poco va construyendo bien a los personajes, hasta llegar al climax, que llega de la mano con la escena principal de la película.
El lenguaje que usa es muy simple, lo que agradecí mucho, dado que lo leí en su idioma original. Como libro para practicar un poco de alemán me parece recomendable; mas no así para disfrutar de una buena lectura.

Momento de ego

Ayer tuvimos una junta de más de dos horas mi asesor, Meng, y yo intentando decidir qué tanto tenemos para un artículo en la complejidad de encontrar explicaciones mínimas para ciertos sucesos, usando una lógica muy básica.
El punto es que sabemos que el problema general, encontrar todas las explicaciones, es exponencial; encontrar una de cierto tamaño es NP-completo, y encontrar una cualquiera es polinomial. El problema es que el algoritmo polinomial (que es trivial) es de hecho muy ineficiente, pues requiere revisar todos los axiomas y, como queremos aplicarlo a un sistema con unos cuantos millones de ellos, no resulta práctico.
Meng tuvo entonces una idea, que básicamente consiste en modificar el algoritmo que encuentra todas las explicaciones, de tal forma que encuentre sólo una. Este algoritmo modificado también corre en tiempo polinomial y es claramente mucho más eficiente que el otro, pero no hemos podido probar que el resultado es realmente una explicación mínima.
Resulta ser uno de esos problemas en los que no tienes ni idea; cada vez que lo pienso, cambio mi parecer entre que sí es cierto que encuentra una mínima y que no. Todo me parece indicar que no, pero cualquier forma de construir un contraejemplo requiere pasos que no realiza el algoritmo, o axiomas en una forma que no está permitida. Tras mucho tiempo de discusión, decidimos que era mejor tratarlo después, pues seguro hay algo que no estamos viendo. Y ahí es donde surgió el momento de ego que quiero narrar.
Cuando nos despedíamos, Baader dijo: "entonces, ¿todos saben lo que tienen que hacer? "Meng y yo nos miramos con cara de despistados y luego dijo "Rafael, demuestra lo que hace falta, Meng implementa y yo espero". Sé que fue una broma, pero me dio gusto que confiara en mí para esta demostración a la que todavía no veo luz; en todo caso, espero poder pronto decir que está resuelto.

jueves, noviembre 02, 2006

Lust - Elfriede Jelinek

Por fin terminé este libro de esta autora austriaca, ganadora del Premio Nobel de Literatura 2004. La historia de una mujer alcohólica, cuyo esposo sufre del equivalente masculino del furor uterino. El texto me resultó excesivamente confuso, saltando contínuamente de una idea a otra distinta, de un tiempo a otro al grado de que en momentos saltaba la duda sobre lo que en verdad pasaba y lo que no.
La traducción me resultó sorprendente pues dejaba muchas palabras en el original alemán, mientras que fue capaz de mantener varios juegos de palabras (incluso algunos que no me imagino cómo pudieron haberse escrito en el idioma original).
Cerca de la mitad, estuve a punto de dejarla de lado, pues era prácticamente una novela pornográfica, que ni siquiera reminiscencia tenía de una novela erótica (según lo que he entendido de pláticas con la única experta del género que conozco). Sin embargo, decidí terminarla para tratar de darme una idea de la razón por la que fue galardonada con el Nobel.
Tengo que decir que el final me encantó y, aunque no es del todo impredecible, sí me sorprendió; yo pensaba que terminaría de forma simplona pero no fue así. Aunque por otro lado, no estoy seguro de que valga la pena leer toda la novela para llegar a ese final. Definitivamente no está en mi lista de libros recomendados.

miércoles, noviembre 01, 2006

En el hospital

A pesar de que mi padre ha trabajado en algunos de los hospitales más importantes del DF, yo pocas veces he estado en uno, y mucho menos por causas de mi salud; de hecho, siempre he sido una persona bastante sana. Hoy, sin embargo, me tocó visitar un hospital alemán, por primera vez en mi vida.
En la mañana, dado que no había nadie en el nuevo edificio, y yo todavía no tenía llave ni sabía qué hacer, decidí salir a caminar, ignorando las amenazas de vientos sobre los 20m/s y frío. Pues bien, me entró una piedra en el ojo. Ya otras veces antes me han entrado y, siguiendo los siempre sabios consejos médicos, no me toqué el ojo, y dejé que llorara para que saliera la piedra. Pero pasaron las horas y me seguía doliendo y molestando. Por fin llegó el momento en que me dieron la llave de mi oficina y hablé un rato con mi asesor, pero luego no tenía nada que hacer (la oficina todavía no tenía muebles) así que regresé a casa.
En mi casa me revisé el ojo, y no encontré la piedra, pero podía ver la marca de donde estaba rozando. Decidí que dormir sería la mejor opción, para dejar que el lagrimeo usual y el MOR sacaran el cuerpo extraño; dormí más de dos horas, pero al despertar, la piedra seguía ahí (no es plagio a Monterroso). Así, decidí que no iba a salir por voluntad propia, y que era mejor ir a visitar a un médico. Tras buscar un médico por mi zona, llegué al lugar, y estaba cerrado, hasta las 8 AM del día siguiente no me iba a atender.
Así las cosas, pensé que no sería tan malo esperar unas horas. Cociné y comí casi con los ojos cerrados (y me sorprendí de haber podido hacerlo) y me acosté a escuchar música, pero pasaban las horas y el ojo me seguía doliendo.
Luego llegó, salvador, mi vecino Daniel; le pregunté si no sabía de algún otro doctor que atendiera los miércoles por la tarde, y se ofreció a llevarme al servicio de emergencias de la Uni-Klinikum. Por fin, bajo el frío de comienzos de noviembre (¡quién iba a pensar que llegaríamos a 3° si ayer estábamos a 15°?) llegamos a emergencias, de donde nos mandaron a la clínica de problemas oculares.
El problema es que la clínica está en huelga, por lo que los servicios de emergencias funcionan como si fuera fin de semana diariamente, así que tenía tres opciones: quedarme y esperar "de dos a tres horas" a que me atendieran, irme a Grimma (un pueblo cercano a Leipzig) a que me atendieran ahí, o esperar a las 19:00 a que abrieran la otra clínica en el sur de Leipzig y que ahí me atendieran. Me decidí por la primera, porque así podía quedarme tranquilo, con los ojos cerrados; además Daniel ya se tenía que ir a la escuela.
Así que esperé; tras una media hora, me hicieron un examen de la vista. Es una de las cosas más tontas que pueden hacer. Tengo una piedra en el ojo; tengo los ojos llorosos, ¡por supuesto que no veo nada!
Pues bueno, esperé poco más de una hora más, con los ojos cerrados y llorando contínuamente, hasta que noté que ya no tenía la piedra. Pensé en irme, pero ya había pagado mis 10€ (sí, hay que pagar por los servicios de emergencias), y todavía veía la marca en el ojo, así que mejor me quedé a que me revisara el médico.
Tras una revisión sádica, me dijeron lo que siempre que me checan los ojos: que tengo una conjuntivitis del demonio, y que ya no tenía la piedra, pero que me había lastimado el globo ocular, por lo que necesitaba comprar un pomada; pero ellos no la tenían, así que tenía que esperar hasta el día siguiente para ir a una farmacia y comprarla.
En fin, ya todo bien, aún con dolor en el ojo, pero pudiendo ver más o menos decentemente. Espero mañana ya estar al 100%, para contarles ahora sobre la nueva oficina.