domingo, octubre 22, 2017

Impresiones de Dresden

Resulta que pasé toda esta semana en Alemania, más específicamente en Dresden y Leipzig, visitando viejos colegas e intentando crear nuevas colaboraciones de trabajo. En muchos sentidos, fue un salto hacia mi pasado. Primero, visitando una ciudad a la que llegué por primera vez hace 13 años, y que visité por última vez en Septiembre de 2015. Segundo, llendo un día a Leipzig, una ciudad que abandoné a principios del 2009 y a la que pocas veces he ido desde entonces.

Esta visita me dejó en un permanente estado de extrañeza. Obviamente, después de pasar tanto tiempo en ambos sitios, no tenía ningún problema orientándome, yendo de un lugar a otro, y sabiendo cómo comportarme en diversas situaciones. Pero al mismo tiempo, las ciudades me atacaron continuamente con sorpresas: ¡ey, esto no estaba aquí!, ¿no había aquí una panadería?, ¿y ahora dónde encuentro un centro telefónico?, etc. Este tipo de conflictos me ayudó a mantenerme alerta sobre el hecho de que ya no vivo ahí.

Y con todo, la gente me trató de maravilla. Todos parecían contentos de volverme a ver, y pasé los días discutiendo e intercambiando ideas de muchos temas distintos. El clima también me trató muy bien, dejándome pasear sin frío, y mostrándome las distintas etapas del cambio entre el verano y el invierno. Una mañana, el cielo amaneció con ese rojo intenso que tantas veces vi en el pasado, dándome un empujón positivo hacia un día largo de trabajo. Al día siguiente, sólo 24 horas después, el cielo era totalmente distinto, con una neblina que no dejaba ver nada más allá de unos doscientos metros.

Los días pasaron rápidamente, pero por suerte pude visitar a la mayoría de las personas que todavía quedan en esas áreas, y ver lo que ha pasado con el lugar. También logré darme un par de vueltas para fotografiar a la Florencia del Elba, con sus edificios clásicos. En mi día en Leipzig pude ver también la gran cantidad de cambios que ha sufrido la ciudad, en particular en el área de la universidad, donde construyeron el Paulinum, un edificio hecho para parecer una iglesia que fue destruída durante la guerra. De hecho, mi plática fue en el área que representa esa iglesia.

Todo terminó muy rápido. Habría querido quedarme más tiempo, pero tengo tantas cosas para continuar que en parte será como si siga ahí por ahora. En honor a mis últimas horas en la ciudad, me levanté temprano y fui a fotografiar el amanecer. Dresden, como casi siempre, no decepcionó.

miércoles, octubre 11, 2017

Impresiones de Granada

Hace un par de semanas me fui a Granada a participar en un congreso. Ya habían pasado 14 años de la última (y hasta entonces única) vez que había ido, así que estaba seguro de no recordar muchas cosas. Pero lo que sí me acordaba era que La Alhambra era impresionante, aún si se subía a pie con la maleta a cuestas.

Mi primera impresión, llegando en avión fue la desolación del lugar: el aeropuerto es una placa de concreto a la mitad del desierto, con algunos olivos al rededor. La terminal apenas tiene un edificio. Pero todo cambia cuando se llega al centro; especialmente en la zona clásica. A pesar de ser octubre, todavía lleno de turistas disfrutando el buen tiempo.

Obviamente, no podía faltar una visita a La Alhambra, en este caso organizada por el congreso, con un guía super gracioso. Será mi mala memoria pero yo recordaba las paredes con mucho más color. Pero en su estado actual no les falta nada para quitar el aliento. Lo más sorprendente es que hayan sobrevivido por tantos años después de la expulsión de los árabes de España sin ser destruidas.

Por mi parte, paseé por los callejones del centro, y por el Albayzin, el barrio árabe sobre la colina, que permite unas vistas espectaculares hacia la Sierra Nevada. En el camino me encontré algunas piezas de arte callejero que no tienen igual. ¿Sabían que Granada es la capital del cómic? Tiene muchas cosas culturales. De hecho, el último día en lo que esperaba la hora de tomar el avión pasé por casualidad por el Centro Federico García Lorca y me topé con una exhibición de Baza Frederic Amat.

Eran fotos, pero impresas en papel normal y de alguna forma tenían toda la tinta corrida, tanto una idea de ser acuarelas. Fenomenal. En el mismo viaje, pero de pura casualidad, me topé con la obra de Flora Borsi. Si no la conocen, búsquenla; vale la pena.

Al final estoy contento con mi visita a Granada. Esperando el próximo viaje.