sábado, octubre 01, 2016

Sin cabeza

Decapitation
A veces pierdo la cabeza. No sé dónde pueda estar. Siento el aire sobre los hombros, la ligereza, pero no llega la paz.
Hoy estoy sin cabeza. Hoy seguiré así. Mañana todo estará mejor, pero por ahora, es mejor no ver, no escuchar, no saborear, no pensar...

martes, julio 19, 2016

¿Es el 1% una buena medida de desigualdad?

Hoy me encontré con un artículo que intenta analizar la desigualdad que existe entre los estados de México comparando los ingresos que obtiene el 1% más rico de cada estado. Es un artículo corto e interesante. Vayan, léanlo, y regresen.

La primera conclusión a la que llega el artículo es que, como el ingreso el 1% más rico de la Ciudad de México es más alto que ese mismo en Chiapas, debe forzosamente existir desigualdad. Específicamente:

Para poder pertenecer al 1% más rico en la Ciudad de México es necesario que un individuo tenga un ingreso de por lo menos $122,000 pesos mensuales, mientras que para poder permanecer al 1% en Chiapas sólo se requieren $43,000 pesos mensuales. Estas diferencias entre las “élites” de las entidades federativas nos muestra que existe una probabilidad más grande de pertenecer al 1% de la población más rica del país siendo residente de la Ciudad de México o de Sonora o Nuevo León que la de que tienen personas en Chiapas, Oaxaca o Tlaxcala.

Ahora la pregunta es: ¿es la desigualdad la única explicación a los números encontrados? Pues resulta que no lo es. De hecho, comparar el 1% más alto sin tener en cuenta la proporción de las poblaciones no tiene sentido.

Para ver esto, voy a poner un ejemplo muy sencillo con una población total de 9 personas (si lo prefieren, pueden pensar que la población está dividida en 9 grupos de igual tamaño) y una adecuada distribución de ingresos. Como no vivimos en una utopía, digamos que hay unos pocos pobres, unos pocos ricos, con la gran mayoría a la mitad. Para nuestro ejemplo, digamos que la distribución se ve así:


O sea, una persona tiene un salario de 1, dos tienen salario 2, tres con salario 3, dos con salario 4, y un rico tiene salario 5. Ahora digamos que dividimos esa población, de forma totalmente aleatoria en dos grupos: uno (llamémosle Ciudad de México) con 8 individuos, y el otro (Chiapas) con el individuo restante. En todo este proceso hicimos una distribución bastante justa, tanto de salarios como de asignación al grupo; la única desigualdad es que un grupo es (mucho) más grande que el otro.

Ahora, después de este proceso, puedo asegurar con absoluta certeza (100% de probabilidad) que el individuo más rico de la Ciudad de México (o el 10% más rico si quieren), gana al menos 4; de hecho, con el 89% de probabilidad, el más rico de la Ciudad de Mêxico gana 5 (¡el salario más alto posible!) Por el otro lado, la probabilidad de que el más rico de Chiapas gane al menos 4 es de sólo el 33%; y ¡con la misma probabilidad gana a los más 2!

Así que como ven, comparar el 1% más rico no dice mucho sobre la desigualdad, si no se toman en cuenta las proporciones de la población.

Para terminar, un comentario sobre la frase del artículo:
Estas diferencias entre las “élites” de las entidades federativas nos muestra que existe una probabilidad más grande de pertenecer al 1% de la población más rica del país siendo residente de la Ciudad de México o de Sonora o Nuevo León que la de que tienen personas en Chiapas, Oaxaca o Tlaxcala.

Haciendo el mismo análisis, también se puede ver que el más pobre de la población total está, casi seguramente, en la Ciudad de México. Los datos sobre el 1% más alto no dicen absolutamente nada sobre la probabilidad de un residente de un estado de ser rico o pobre.

Ojo: no estoy diciendo que no haya desigualdad en México; sólo que el método sugerido en el artículo es incorrecto.

domingo, febrero 07, 2016

Inténtalo

Wall

Esta foto me recordó una regla fundamental que hace tiempo había olvidado. La regla es muy simple, y aplica a todo tipo de situaciones: ¡Inténtalo!

Muchas veces es fácil pensar que no vale la pena hacer algo, que a final de cuentas no lograremos obtener el resultado deseado, y mejor es pasar el tiempo relajándonos en frente del televisor. Pero la única cosa segura es que, si no lo intentas, entonces seguro no lo lograrás. Es verdad; muchas veces lo intentarás y fallarás. Muchas veces pondrás todas tus esperanzas en un proyecto que a nadie más interesará. Muchas veces tendrás que repetir, regresar al inicio, pelear. Pero si no haces el primer paso, si no lo intentas, simplemente anulas cualquier oportunidad de éxito.

Así que ya saben. Salgan e inténtelo con todas sus ganas.

jueves, enero 21, 2016

Depresión

Drowned (237/365)
La depresión es como una adicción. La conoces, sabes que la tienes, la quieres evitar, y continuas a caer en ella. Cada mañana es una nueva batalla; un día más para luchar y tratar de contener el ansia, la necesidad de recaer y ver a todo en tu contorno girar.
Y, de tanto en tanto, hay días en los que no encuentras una razón para contenerte. No es un problema. Puedes bajar la guardia un poco; han pasado ya tantos meses, un pequeño descanso no te hará mal. Y, ¿por qué no descansas otro poco? Ya que estás, no salgas de la cama, no hagas tu trabajo, no mires hacia adelante. Y, antes de darte cuenta, estás completamente dentro. Porque la depresión es como una adicción, hay que pelear con ella, hay que tratarla, y hay que admitir que está ahí.
Y a veces no queda más que decir la verdad, respirar hondo, y luchar contra uno mismo, contra todo instinto que te obliga a mantenerte sentado, y escuchar esa pequeña voz que quiere que crezcas, para que ella pueda crecer también.

No es justo. La depresión es como una adicción, no entiende condición social o económica. No le importa tu estado civil, ni la llegada de tu hijo. Llega y se hospeda en tu casa nueva, mancha tus muebles nuevos, y se come todo lo que tanto te gustaba comer. Y a veces, lo único que se puede hacer es aceptarlo, y hablar.