lunes, abril 17, 2006

Domingo de Pascua

Para celebrar la pascua, dado que no aprovechamos el "fin de semana largo", ayer Rochy y yo nos fuimos a caminar por Sajonia.
La idea principal era ir a Bautzen, por qué ahí no me pregunten, fue simplemente el lugar que se nos antojó de ver la guía y los lugares cercanos a Dresden, pues queríamos usar nuestro boleto de estudiambres y no gastar más.
Todo comenzó en Lidl, comprando chácharas, y buscando unos Huevos Kinder, para comérnoslos en el viaje, pero la búsqueda fue completamente infructuosa: no existían en ningún lugar.
Por fin, 9:20 AM tomamos el tren con dirección a Bautzen. Al acercarse quien revisa los boletos, nos indica que no podemos llegar hasta ahí con el Semestertiket, sino solo hasta Arnsdorf, y que no podemos comprar boletos sobre el tren. Total, pensamos, nos bajamos en Arnsdorf, paseamos un poco por ahí, compramos los boletos, y ya nos seguimos a Bautzen. Claro!
La bajada en Arnsdorf nos dejó atónitos: no había estación de trenes; no había siquiera una de las "verdaderas" maquinitas de tickets, y la que había al parecer solo aceptaba monedas. Total, decidimos caminar por ahí. Dado que hay rutas designadas para caminar, nos encaminamos siguiendo el punto verde que, según se veía, formaba un círculo por el bosque, cruzando un pueblo llamado Fischbach, y regresando a Arnsdorf. La caminata debía ser aproximadamente de unos 10km; nada mal para un día de campo.
El bosque, como cualquier otro bosque, pero como siempre con sus peculiaridades. Caminamos y platicamos mucho, yo me la pasé muy bien.
Por fin llegamos a Fischbach, pasando frente al Schwarzes Roß, que Rochy no me creía que era un restaurante (bueno, más bien no creía que ESO fuera EL Schwarzes Roß que aparecía en los letreros). Cruzamos todo Fischbach por la calle principal y nos topamos con la iglesia: chiquita, un tanto moderna, conteniendo dos monumentos un tanto contradictorios muy cercanos uno de otro: uno a las víctimas del facismo, otro a los héroes alemanes en la Segunda Guerra Mundial.
Luego decidimos caminar buscando un pueblo llamado Seeligstadt, supuestamente a dos kilómetros de Fischbach. Pues caminamos y caminamos y seguimos caminando, y llegamos a una intersección del camino. Ahí decidimos regresar, sin haber conocido Seeligstadt. Hoy, viendo un mapa, descubrimos que apenas íbamos a mitad del camino hacia el destino.
De regreso nos atacó la lluvia, por lo que nos detuvimos un momento al cobijo de un paradero de autobús. Cuando aminoró la fuerza pluvial, anduvimos de nuevo, culminando el círculo hacia Arnsdorf con otro tramo de bosque de por medio.
Regresamos a Dresden, un bastante cansados, y hambreados. Todo terminó en Babos Dönerpoint disfrutando de un maravilloso Dürüm: para mí, de ternera, para ella de pollo.
Descanso, descanso. Solo nos faltaron los huevitos de chocolate.

1 comentario:

Rochy dijo...

Excelente reseña! Que bueno que la escribiste por que a mi se me iban a olvidar los detalles.