Onski
Onski. Onski llegó a casa casi por obligación. De no querer ninguna mascota, mi madre le tomó un gran cariño en pocas semanas, y nos dio muchas felicidades por años a seguir.
Tantas cosas me vienen a la mente ahora que pienso en ella. Tantas historias, algunas felices, algunas tristes, todas inolvidables. Recuerdo correr tras ella antes de ir a mis entrenamientos con los Centinelas. O el día que se "perdió", aparte del día que se perdió y pasó una noche en algún lugar que sólo ella supo, pero al amanecer estaba de vuelta con nosotros. Peleas con otros perros, sangre y vecinos que nos ayudaron. Persecución de coches. Saltos para obtener tortillas. Correr. Subirse a la azotea y no saber bajar.
Creo que podría escribir un libro.
La última vez que la vi tenía una mirada triste; ya estaba vieja, y se le notaba cansada, pero seguía levantándose y yendo a saludarnos. Seguía reconociéndome, a pesar de mi larga ausencia. Espero que haya perdonado todas mis ofenzas, pues no siempre fui como debía con ella.
Ahora es cenizas. La Onski ya no está ahí, y nada puede tomar su lugar. Fue Onski y es Onski.
Adiós mi Onskina.