Más no siempre es mejor
Si hay algo que podemos aprender del control de plagas es que tener más no siempre es mejor. Tenemos que tener "más" de buena calidad; de otra forma, es como si en verdad tuviéramos menos.
Para controlar una plaga, una opción que es muchas veces aplicada es la de agregar a la población nuevos individuos que son incapaces de reproducirse. Así, la población total comienza a reducir su tamaño.
¿Cómo? Supongamos que tenemos moscas que se aparean sólo dos veces antes de morir, y que cada apareamiento produce dos moscas. Si tenemos una hembra y un macho, entonces esta hembra producirá 4 moscas antes de morir, y así sucesivamente.
Ahora, si introducimos tres moscas macho que son estériles, lo que sucede es que cada vez que se aparea la hembra, tiene 25% de probabilidad de hacerlo con un macho que no es estéril. Para cuando muere, el número esperado de descendientes que tiene es 2. Entre más machos estériles metamos a la cadena, más se reduce el índice de reproducción.
Así, aunque la población es más grande por un momento, no es necesariamente más fuerte.
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