domingo, abril 23, 2006

El ojo de la aguja

El día de ayer fuimos por una caminata al "ojo de la aguja" en la Suiza Sajona (Sächsische Schweiz). Llevábamos dos meses hablando del asunto, pero no fue hasta ayer que se pudo realizar. La guía fue Julia, que ya había ido ahí antes. El resto de los participantes: Armin Kuhnemann, dos brasileños y una italiana; estos últimos tres invitados de último momento (unas doce horas antes del inicio del paseo).
Los últimos tres invitados y yo tomamos el tren en Dresden Neustadt, donde ya nos esperaba Julia, y Armin se nos unió en Niedersedlitz.
La caminata comenzó con una pendiente muy pronunciada (hacia arriba) en Königstein. Ahí vimos a gente quemando cosas junto al río, es el famoso fuego de Pascua (Osterfeuer). Dando un largo rodeo, pasando por un miradorcito, llegamos a Pfaffendorf, que en línea recta está solo a 2km. de Königstein pero, quién quiere caminar por la carretera?

Zum Pfaffenstein

Desde Pfaffendorf, vimos nuestra meta: Pfaffenstein, a la que se llega caminando primero por Pfaffensteinweg, y luego por el ojo de la aguja (Nagelohr). El nombre de este camino resultó obvio una vez que comenzamos el ascenso: las piedras están tan cerca una de otra, que es dificil pasar por muchos lugares. En algunos, tuvimos que quitarnos las mochilas, porque no pasábamos.
Llegamos al fin a la cima. La vista fenomenal, las caídas, impresionantes.
Ya por ahí, aprovechamos para ir a ver primero los Goldschmidthöhle, donde se supone que un tal Goldschmidt fabricaba dinero. También fuimos a ver a la Barbarina, que es una barbara (una roca sobre otra) muy grande.
De regreso, pasamos por el molinillo (Quirl), que es otra formación rocosa. Como bien comentó Julia, "en la Suiza Sajona, no puede faltar el queso suizo".
Quirl

La última etapa consistió en visitar el agujero del ladrón (Diebshohl o Diebskeller, dependiendo del mapa que se lee), y caminar hasta Königstein, donde saboreamos un helado, y tomamos el tren de regreso.
Fischer Fritz fischt frische Fische, dice el trabalenguas que aprendí.
Los dejo con la primera regla para caminatas por el bosque:
hay tres cosas indispensables en toda caminata: una cámara, una botella de agua, y un chocolate. Todo lo demás es superfluo.

The group

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido hijo:
En la actualidad gran parte de mi vida se fundamenta en los recuerdos, y afortunadamente muchos de ellos son maravillosos.
Tu relación de la caminata me remonta a mis épocas no sólo de niño excursionista en un grupo llamado "Los Amigos del Bosque" que haciamos campamentos de fin de semana, sino de las caminatas que hacía de joven (aproximadamente de tu edad)con un grupo de médicos y estudiantes de medicina encabezados (mejor diría acompañados) por el Dr. José Nava Segura.
Hasta hace poco consideraba que el Dr. Nava era el único genio que había yo conocido, pero afortunadamente hace poco me percaté de otro.
El Dr. Nava era un ser excepcional. Su especialidad era la Neurología (él sí hubiera comprendido todo lo que mencionas de neuronas, ejes, genes, etc)pero podía aprender y compenetrarse de cualquier materia.
Su grupo (mejor diría sus amigos y él me contaba entre ellos), nos reuníamos todas las tardes de prácticamente todo el año con el único afán de tener el gusto de discutir y transmitirnos conocimientos no sólo de medicina, sino de las materias que al le apasionaban ligadas a los valores humanos, como la filosofía, la axiología, la música, la linguistica.... Él nos enseñó a conocer a Sócrates, a Don Miguel de Unamuno, a Johanes Hessen, a Mozart, a Vivaldi, a Stravinsky.
Todo ese grupo hacíamos una caminata todos los domingos, rutinaria en su inicio (La Venta) y en su meta (la cima del Cerro San Miguel) en el Desierto de los Leones, pero no rutinaria en su trayecto, ya que cada vez era diferente, aunque siempre con una pendiente muy pronunaciada (hacia arriba como tú dices).
Después de aproximadamente 4 horas de gran esfuerzo, no obstante el gran cansancio físico nos llenaba de satisfacción la llegada a la meta, desde la cual podíamos ver en todo su extensión el Valle de México (recuerda que alguna vez fué la "región más transparente" en palabras de Alfonso Reyes) y con sólo rotar la cabeza todo el Valle de Toluca.
Después de un breve descanso amenizado con plática y comentarios y un frugal refrigerio, iniciábamos el descenso en forma rápida, prácticamente corriendo de lado, como se hace al bajar una cuesta empinada, y me sorprendía el tiempo tan corto de ese descenso (entre 30 y 40 minutos).
Ahora tú entiendes perfectamente que esos recuerdos no los cambiaría por nada.
No te aburro más y a tu consejo de caminate de bosques sólo agregaría otro elemento, no indispensable pero sí muy conveniente: un buen amigo.
Por cierto te quiero comentar que el Dr. Nava nos insistía en no utilizar el termino "cosa". Nos decía que "la cosa" o "las cosas" no existen. ¿Tú que opinas?.
Tu papá que te quiere: JPS.

Anónimo dijo...

Hola¡¡

buenos dias tengan mis amigos¡

Mi nombre es Juan Miguel Sànchez Pèrez

Buscando el nombre del Dr. Nava en la ``WEB`` me percate del comentario hecho¡

El grupo aun funciona si gustan asistir.

En el hospital general de la ciudad de Mèxico. de 8-9 am

lun,mar,mir y vie.

en la bibliohemeroteca.

dirigido por el Dr. Oliver Gutierrez legado del Dr.Jose Nava Segura

y aun vamos a correr con el grupo los fines de semana¡

jack3p@gmail.com

Anne dijo...

Los fotos están macanudos! He ubicado a otros imagenes:
http://saxonswitzerland.wordpress.com/2009/08/13/la-suiza-sajona/