viernes, marzo 04, 2011

Amanda Hocking y la supuesta muerte de las editoriales

En los últimos días he estado escuchando noticias de una tal Amanda Hocking que, a sus 26 años, es la líder de ventas en libros electrónicos de Amazon, vendiendo en enero algo más de 100,000 libros. Lo interesante del caso es que esta joven no tiene ningún contrato con ninguna editorial, y ella publica sus libros independientemente. De ahí se han agarrado algunos para asegurar que la industria editorial está muerta, y que uno no necesita ya de un contrato para tener éxito como escritor.
Lo que esta gente olvida, o decide ignorar, son los factores del trabajo y la proporción de lo que este éxito representa.
Yo no he leído, y ni siquiera visto, ninguno de los libros de esta mujer, así que no puedo juzgar de ninguna forma sobre la calidad de ellos, pero por varios años me dediqué a leer libros que podía conseguir gratis en sitios donde los autores podían publicar lo que quisieran y había una constante en todos ellos: estaban muy pero en verdaad muy mal editados. Faltas de ortografía y redacción, discontinuidades de tiempo o espacio, o simplemente trozos imposibles de leer se encontraban con facilidad. Un libro publicado por una editorial puede ser bueno o malo por muchas razones, pero al menos pasa un par de revisiones para evitar los errores más obvios.
Tomando en cuenta que Hocking "publicó" 9 libros en 2010 (o sea, uno cada más o menos 6 semanas) no creo que haya habido mucho tiempo para revisarlos en ese sentido.
El otro punto es la proporción. 100,000 libros en un mes suena mucho. Pero no lo es tanto si tomamos en cuenta que es quien más vende. Comparemos con otra autora super-ventas que escribe el mismo tipo de libros: Stephenie Meyer. Meyer vendió en 2008 (sólo en 2008) 29 millones de libros, o sea algo más de 2 millones al mes, veinte veces lo que Hocking. O ¿qué me dicen de Dan Brown que ha vendido más de 80 millones de libros? Hocking necesitaría 66 años de "superventas" para llegar a esos números.

Y aclaro que no estoy hablando en contra de la autopublicación. Yo mismo lo he hecho. Y de hecho ahora que estoy recomenzando a escribir, es lo que tengo planeado hacer. Pero el punto es que yo no intendo vivir de esto, ni mucho menos. Y por supuesto, si hubiera una editorial que quisiera adoptarme, me sentiría más que halagado.

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