Por las Sajonias.
Para comenzar bien mayo, decidimos visitar ciudades/pueblos de Alemania que no conocíamos.
El itinerario era sencillo y claro. El sábado viajaríamos a Magdeburg, donde nos quedaríamos unas seis horas antes de tomar el tren a Hannover. Tras pasar la noche ahí, visitaríamos Braunschweig y Dessau, como escalas de camino a casa.
El tramo a Magdeburg fue muy cómodo. Llegando ahí, visitamos primero una plaza y la iglesia de Juan. Aunque no entramos, quedamos impresionados por las obras que tiene afuera, muy fuertes.
Después, nos encaminamos al norte, con la intención de visitar el puente de agua más grande de Europa. Habíamos visto en Google Earth un puente que parecía el que buscábamos, así que caminamos y caminamos, hasta que llegamos... y resultó ser tan solo un puente peatonal; sin barcos, y sin agua. Cruzamos, yo un tanto decepcionado para entonces: habíamos caminado tanto, perdiendo tanto tiempo, y al final no habíamos visto lo que quería. Total, emprendimos el regreso hacia el centro de Magdeburg, aunque por el otro lado del rio. Eso significó pasar junto a Elbauenpark, y mirar el gran cono de madera que forma la Jahrtausendturm (torre del milenio). Decidimos entrar, y mirar la ciudad desde arriba.
Tras esa escala, el tiempo se nos acortaba; nos quedaba muy poco para ver el resto del centro antes de que saliera el tren con direccion a Hannover. Aun asi, nos las arreglamos para visitar la iglesia catolica de San Pedro, la capilla de Magdalena (de donde viene el nombre Magdeburg), la catedral, el claustro de Nuestra Amada Señora, y ver una casa modernista que bautizamos como "la casa rosa".
Llegamos a Hannover como a las 18:30. Lo primero era conseguir nuestro cuarto en el hostal. Los precios no eran altos, pero nos hicieron comprar la membresia de Youth Hostel, y el costo total fue de 35 euros por persona. Una vez instalados, regresamos a visitar el centro. En las pocas horas de luz que nos quedaban (y las primeras de oscuridad) visitamos los puntos de interés del centro: los restos de la Ägidienkirche, la Marktkirche, la antigua casa de gobierno, varias esculturas, un par más de iglesias y un monumento a la batalla de Waterloo: una victoria sobre una columna de 42 metros de altura. Dejamos la nueva casa de gobierno para el dia siguiente.
En la mañana, caminamos junto al AWD Arena, para llegar a Marschteich y apreciar en él los reflejos de la Neues Rathaus (nueva casa de gobierno). Resultó que había maraton, y el registro se hacía dentro de ese edificio, por lo que había mucha gente ahí. De ahí, nos encaminamos al oeste, a los jardines Herrenhäuser. Visitamos primero el Berggarten, un jardín botánico, chiquito, pero interesante. Tiene colecciones de tulipanes, plantas pantanosas, azaleas, y lo mejor, un orquidario (y no estoy hablando de una coleccion de testículos). Tras eso, visitamos el Großergarten, con su laberinto de una sola entrada/salida (cosa que averiguamos tras varios intentos por usar otra salida), y su chorro de agua que puede alcanzar 80 metros de altura, si las condiciones climáticas son adecuadas (a nosotros nos tocó apenas de unos 30-40 metros). Al finalizar la visita al jardin, estábamos exhaustos; lo bueno era que ya era hora de tomar el tren hacia Braunschweig.
Estuvimos unas horas en Braunschweig, que se tradujeron en visitar todo el centro: la casa de gobierno, varias iglesias, algunas fuentes, la catedral, y el cómico edificio frente a Schlosspark. Aprovechamos para comer sobre una banca adornada con leones, en la gran tierra de Heinrich der Löwe (Enrique el león). De ahí, a Dessau, donde queríamos ver el edificio del Bauhaus. La pausa en el lugar era muy corta, apenas 40 minutos, por lo que tuvimos que decidir entre ir a Bauhaus, o al centro. Estando tan retacados de iglesias por los pueblos anteriores, la decision fue fácil. El edificio "cubista" resultó menos espectacular de lo que esperábamos, pero tomando en cuenta que fue construido en 1925, sí resulta algo moderno, teniendo todo un pasillo de salones por encima de la calle.
Por fin, eso fue todo. Regresamos a casa, a descansar. Ya veremos a dónde nos lleva el próximo fin de semana.
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