Me espera...
Son curiosas las motivaciones del hombre. De lunes a viernes, me levanto temprano y voy a la oficina, donde trabajo intentando hacer algo novedoso, concebir una idea llamativa, lograr lo que no se ha logrado hasta entonces.
Comúnmente regreso cansado, pero siempre regreso feliz. Siempre recorro el último tramo de mi retorno (que debe llevarse a cabo a pie) con una sonrisa, y muchas veces con un paso demasiado rápido.
Yo lo sé. Ella va a estar ahí. Todos los días, sin importar a qué hora regrese, temprano o tarde, ella se encuentra ahí, con su pelo morado, esperándome, siempre sonriente y desnuda.
Siendo recibido de esta forma, por supuesto que vale la pena ir a trabajar.
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