Cuando pienso en México
En verdad me gustaría poder hablar de las fiestas patrias, mis pensamientos sobre México y mis sentimientos en la distancia, como otros lo están haciendo, pero desafortunadamente mi mente está ahora llena de otras cosas más grises, que tengo que expresar aquí.
Ayer me enteré, con casi una semana de retraso, y sin poder hacer nada por ello, que la compañerita nos ha dejado. Mi coleginha, una mujer que pocas veces vi sin su sonrisa. Podía a veces no dormir, estar llena de pendientes, y hablar de aspectos serios, y un instante después tendría de nuevo esa sonrisa contagiosa y un comentario formal lleno de gracia.
En mis oídos resuenan sus palabras:
No, compañerito, usted es ñoño.
Se nos ha ido, a donde todos la seguiremos algún día. Triste. Cuando pienso en México, pienso en muchas cosas que dejé atrás, pero la mayoría parecen permanentes, y doy por sentado que ahí estarán cuando regrese. Cambiadas, lo sé, tanto o más que yo, pero en mi mente estarían allí. La compañerita era una de ellas. Poco a poco mi piso se va haciendo más difuso, y me doy cuenta de la fantasía en la que vivo México desde lejos. Sólo puedo decir "usted es chida, coleginha, ahora la voy a extrañar más que antes".
3 comentarios:
Lo siento mucho, se ve muy jóven. Uno no tiene la vida comprada, por eso deberíamos vivir como si fuera el último día, haciendo todo lo que podamos, intentando mostrar a los demás lo mucho que los queremos.
Pues así es, cuquita uno pocas veces puede saber cuándo le toca y por eso tendemos a desperdiciarnos, pensando que nos podremos recuperar después.
Te entiendo perfecto Beco; yo aquí he tenido que despedir a casi todos mis amigos de la maestría; y la única que queda se la pasa quejándose de que ya no tiene amigos aquí, lo que lo hace mucho más complicado. Es en esos momentos cuando no me agrada ser tan nómada; definitivamente tendré que volverme más sedentario en un momento no muy lejano.
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