¿Cómo te atreves?
Ella estaba sentada en una mesa del rincón de la cafetería, revisando cada detalle de la manicura por la que acababa de pagar.
Él se acercó, atragantándose en su propia vergüenza, e hizo el gesto de sentarse junto a ella. Sin dedicarle más de una breve mirada, ella lo detuvo.
- Está ocupado.
Él hizo una pausa, pero luego tomó el asiento. Ella ya ni siquiera lo miró.
- Te dije que está ocupado.
- No te preocupes, ya me voy. Sólo quiero preguntarte: ¿cómo te atreves?
- ¿Qué?
- ¿Cómo te atreves a ser tan bella... sabiendo que un día te vas a morir?
[Nota: esta historia me la contó hace muchos años Fernando Corona, quien también escribe algunos de los pocos poemas que me gustan. Si tienen oportunidad, compren alguno de sus poemarios, y verán a qué me refiero]
1 comentario:
al principio creí que era el clásico piropo o comentario no tan atinado...
pero el decirla aun después de haber sido rechazado tiene mas valor... vamos, aunque no fuera real es algo que en la vida real dejaría pensando todo el dia a la susodicha...
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