Noche de bolos
Han pasado ya muchos años desde las gloriosas fechas de los Blue Terminators, el equipo de boliche que tuve con Paul, nombrado así por nuestro uso de Omega R Azul (de un color mas claro que el que aparece en la fotografía, pero no encontré el tono adecuado en internet). Eran muchos años ya que no me paraba en una mesa de bolos, hasta ayer que jugué con los doctorandos internacionales.
Sin mi Omega y sin mis zapatos (ambos adaptados para jugar como zurdo) conmigo, y con tanto tiempo fuera de las pistas, pensé que jugaría mucho peor, pero no me fue tan mal. Con una línea de 111 y dos arriba de 140, fui el único que superó la marca de los 100 pinos. La bola que usé giraba bastante bien a pesar de no estar balanceada. Y lo mejor, toda esta diversión costó apenas 3 euros.
Después nos fuimos a bailar. Y bailé y bailé. Y brinqué y brinqué. Y me divertí como enano. Y no dormí.
Hoy estoy en Dresden, pero usaré cualquier pretexto para regresarme temprano.
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