El susto ya pasó, y estoy bien; de hecho, realmente no tuve ningún percance. Una vez declarado esto, les quiero contar qué pasó hoy y por qué sigo un poco nervioso. O tal vez, más que nervioso, tenso. Es la primera vez que me asusto así desde que llegué a Alemania.
El día estaba muy agradable, así que decidí ir a dar un paseo por la ciudad. Como hace mucho que no iba hacia el este, me pareció una buena idea caminar en esa dirección, en lugar de al oeste, como siempre lo hago.
Cuando iba a salir, vi un grupo de jóvenes parados, sin ninguna razón aparente, en la puerta principal de mi edificio. No les di mucha importancia, y yo salí por la puerta trasera que me saca al este. Tras caminar unos cuantos metros, vi otro grupo de jóvenes cruzando una calle, y un poco más adelante una patrulla de la policía federal bloqueando la calle que había planeado tomar. Me detuve un momento para decidir si podía seguir caminando en esa dirección o no. Un tercer grupo de jóvenes llegó a la calle en cuestión, y pasó caminando junto a la patrulla, sin problemas. Decidí que tal vez sí era posible cruzar y hasta podría ser una buena oportunidad para tomar fotos. Afortunadamente, seguí mirando en derredor, por lo que me di cuenta que había otras dos patrullas federales cruzando la calle, una más en un callejón cercano y varias patrullas locales estacionadas en la calle en cuestión. Tantos jóvenes alemanes y tantas patrullas sólo podían significar una cosa.
En ese momento llegó un camión. Yo no lo pensé, era la mejor ruta de escape. Me subí y vi cómo me llevaba hacia el oeste. Y noté lo suertudo que había sido. Si hubiera decidido caminar al oeste, como siempre, habría tenido que pasar frente a varios otros grupos de jóvenes alemanes, y cada vez había menos policías al pendiente.
Me bajé cerca del bosque, decidido a tomarme mi tiempo a que terminara todo. Como siempre, me perdí ahí dentro, pero fue bueno porque además de obligarme a estar más tiempo lejos, me topé con K. que me confirmó mis dudas: una manifestación facista. Un poco preocupada, me preguntó cómo iba a regresar a mi casa, o si pensaba caminar en el bosque todo el día. Fue en ese momento que me di cuenta de lo estúpido de mi decisión. En lugar de tomar el autobús, debía de haberme regresado directo a casa.
Pero ya estaba fuera, así que a estar lejos tanto tiempo como fuera posible. Caminé, pasee, y me distraje, y pasadas varias horas, pensé que era buen momento para regresar a casa. Sólo necesitaba tomar un autobús que me dejaría en la puerta, entrar rápido y cerrar. Pues tomo mi autobús, y a un par de cuadras de mi casa, avisan debido a una manifestación, la ruta será cambiada. ¡No me iban a dejar en casa!
Me bajé, y regresé al centro, a perder más tiempo. Pasadas otras dos horas, lo volví a intentar, y en esta ocasión si pasamos por casa. Pero ahí seguían varios grupos de jóvenes, y varios policías. Habían invadido hasta las vías del tren en su manifestación. Me llené de valor y bajé. Tan rápido y desapercibido como pude, llegué hasta mi puerta y me encerré.
Ahora estoy en casa. Pero por alguna razón no me siento completamente sereno.
Y disculpen que no ponga fotos de los hechos, pero no soy tan valiente como para ponerles una cámara en frente.