A pesar de que mi padre ha trabajado en algunos de los hospitales más importantes del DF, yo pocas veces he estado en uno, y mucho menos por causas de mi salud; de hecho, siempre he sido una persona bastante sana. Hoy, sin embargo, me tocó visitar un hospital alemán, por primera vez en mi vida.
En la mañana, dado que no había nadie en el nuevo edificio, y yo todavía no tenía llave ni sabía qué hacer, decidí salir a caminar, ignorando las amenazas de vientos sobre los 20m/s y frío. Pues bien, me entró una piedra en el ojo. Ya otras veces antes me han entrado y, siguiendo los siempre sabios consejos médicos, no me toqué el ojo, y dejé que llorara para que saliera la piedra. Pero pasaron las horas y me seguía doliendo y molestando. Por fin llegó el momento en que me dieron la llave de mi oficina y hablé un rato con mi asesor, pero luego no tenía nada que hacer (la oficina todavía no tenía muebles) así que regresé a casa.
En mi casa me revisé el ojo, y no encontré la piedra, pero podía ver la marca de donde estaba rozando. Decidí que dormir sería la mejor opción, para dejar que el lagrimeo usual y el MOR sacaran el cuerpo extraño; dormí más de dos horas, pero al despertar, la piedra seguía ahí (no es plagio a Monterroso). Así, decidí que no iba a salir por voluntad propia, y que era mejor ir a visitar a un médico. Tras buscar un médico por mi zona, llegué al lugar, y estaba cerrado, hasta las 8 AM del día siguiente no me iba a atender.
Así las cosas, pensé que no sería tan malo esperar unas horas. Cociné y comí casi con los ojos cerrados (y me sorprendí de haber podido hacerlo) y me acosté a escuchar música, pero pasaban las horas y el ojo me seguía doliendo.
Luego llegó, salvador, mi vecino Daniel; le pregunté si no sabía de algún otro doctor que atendiera los miércoles por la tarde, y se ofreció a llevarme al servicio de emergencias de la Uni-Klinikum. Por fin, bajo el frío de comienzos de noviembre (¡quién iba a pensar que llegaríamos a 3° si ayer estábamos a 15°?) llegamos a emergencias, de donde nos mandaron a la clínica de problemas oculares.
El problema es que la clínica está en huelga, por lo que los servicios de emergencias funcionan como si fuera fin de semana diariamente, así que tenía tres opciones: quedarme y esperar "de dos a tres horas" a que me atendieran, irme a Grimma (un pueblo cercano a Leipzig) a que me atendieran ahí, o esperar a las 19:00 a que abrieran la otra clínica en el sur de Leipzig y que ahí me atendieran. Me decidí por la primera, porque así podía quedarme tranquilo, con los ojos cerrados; además Daniel ya se tenía que ir a la escuela.
Así que esperé; tras una media hora, me hicieron un examen de la vista. Es una de las cosas más tontas que pueden hacer. Tengo una piedra en el ojo; tengo los ojos llorosos, ¡por supuesto que no veo nada!
Pues bueno, esperé poco más de una hora más, con los ojos cerrados y llorando contínuamente, hasta que noté que ya no tenía la piedra. Pensé en irme, pero ya había pagado mis 10€ (sí, hay que pagar por los servicios de emergencias), y todavía veía la marca en el ojo, así que mejor me quedé a que me revisara el médico.
Tras una revisión sádica, me dijeron lo que siempre que me checan los ojos: que tengo una conjuntivitis del demonio, y que ya no tenía la piedra, pero que me había lastimado el globo ocular, por lo que necesitaba comprar un pomada; pero ellos no la tenían, así que tenía que esperar hasta el día siguiente para ir a una farmacia y comprarla.
En fin, ya todo bien, aún con dolor en el ojo, pero pudiendo ver más o menos decentemente. Espero mañana ya estar al 100%, para contarles ahora sobre la nueva oficina.