sábado, septiembre 30, 2006

El huevo inmortal

Este huevo pintado ha viajado por el mundo, llevado como equipaje en maletas convencionales, y aún no ha sufrido ningún daño.
Una breve historia de sus viajes: con un origen desconocido para mí, el huevo viajó de Milwaukee a Chicago y de ahí a la Ciudad de México dentro de la maleta de mano de Jacky.
De la Ciudad de México, viajó a Dresden en la maleta de mi madre. Por cuestiones de mala logística, el huevo se quedó en la maleta de mano de mi madre cuando emprendimos nuestro pequeño viaje. Así que, en una maleta llena, el huevo viajó por tren a Praga, Viena, Salzburgo y Munich antes de regresar a Dresden. Sorpresivamente, seguía a salvo.
Ayer, junto con los últimos elementos que faltaban, el huevo vino a Leipzig desde Dresden. En ese mismo viaje se rompió un espejo, pero el huevo sigue intacto.
Este regalo de Jacky ha resultado casi milagroso, o al menos su resistencia lo es.

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