martes, noviembre 28, 2006

Viena express

Este fin de semana me di una vuelta express a Viena. Mi tren salió de Dresden (tras un arduo día de trabajo) el viernes en la noche para llegar, vía Praga, a Viena a las 6 AM. Tuve que esperar un poco, pero Rochy llegó por mi a Südbahnhof.
Tras un desayuno que comenzó con Brownies de chocolate y terminó con yoghurt, nos dirigimos a Schönbrunn, para conocer el Zoológico que tienen ahí, el más viejo del mundo, con 255 años de antigüedad. No puedo decir lo mucho que me gustan los zoológicos. Cuando tengo que elegir un lugar a visitar, pocas veces decido ir a un zoo, racionalmente me lo he dicho muchas veces: todos son más o menos similares, animales enjaulados, caros y muy grandes. Pero cada vez que visito uno, me siento como niño abriendo su nuevo Wii. En esta ocasión, también pude ver animales que nunca había visto antes, o que al menos no recordaba, como distintas variedades de pingüinos, y otras aves.
Terminamos exhaustos, por lo que el resto de la tarde solo comimos, vimos una película y dormimos temprano.
Al día siguiente fuimos al jardín botánico en Belvedere, que dada la cercanía del invierno estaba prácticamente muerto, pero aún así vimos algunas cosas interesantes. Terminamos temprano para vernos con Vadim y Bruno en la ópera, a ver La Traviata, una adaptación de La Dama de las Camelias. Antes de todo esto, fui obligado convencido de visitar un baño público en que supuestamente los mingitorios tenían forma de labios, para tomar una foto. Resultó que, debido a quejas de los vieneses, los labios habían sido removidos, dejando en su lugar mingitorios tradicionales.
La ópera me gustó mucho, con bailarines en el tercer acto, para escenificar mejor la fiesta que se lleva a cabo.
Tras eso, fuimos a comer/cenar al típico Einstein, en el mero centro de Viena. Casi todos ordenamos una milanesa vienesa (en español parece una frase sin sentido, en alemán es Wiener Schnitzel) con papas.
De ahí prácticamente corrimos para que yo tomara mi tren de regreso a Dresden, donde el lunes fue la Habilitación de Carsten Lutz, quien supervisó mi proyecto de maestría sobre autómatas alternantes.
Para celebrar tanto la Habilitación, como la navidad, dado que las cabezas del grupo van a estar lejos de Alemania a partir de este fin de semana hasta enero, fuimos a cenar a Barococo en el centro de Dresden. Un restaurante especializado en pescados, donde todos los adornos están hechos con cubiertos moldeados para aparentar escamas de pescado, o candiles. Tengo que decir que, tras un poco de cerveza, Ian Horrocks es una de las personas más graciosas que he conocido (nunca he platicado con él de algo no-serio sin cerveza de por medio, así que no sé cómo sea sin ellas).
Esa misma noche regresé a Leipzig. Ahora, simplemente quisiera ser un koala.

6 comentarios:

Rochy dijo...

No no es cierto no tuviste que esperar nada, si acaso un minuto... mexicano =p

Rafael Peñaloza dijo...

Estoy de acuerdo que la espera no fue muy larga. Pero no podía dejar de decir que llegaste tarde :P

Ing. Cardioide dijo...

JAJAJAJAJA...

Me imagino que estuviste como 4 hrs jajajaja :P

Y que chida la foto del Koalaaaa! :D Me agrado mucho!

Saludos!

Lalo

Rafael Peñaloza dijo...

jejeje, muchas gracias Lalo. De hecho, solo tuve que esperar a que el tren se vaciara, y luego buscarla por la estación :P

Hek@nibru dijo...

Ian ebrio? jajajajaja. Debo decir que mi supervisor rules no hay más jejej.

Rafael Peñaloza dijo...

Pues dudo que haya estado ebrio tras dos cervezas, pero sí hacía comentarios muy jocosos :P