¡Esos malditos hipócritas!
Es increible la cantidad de hipocresía que hay por el mundo; a donde quiera que mire, no puedo más que encontrarme con sus ojos, sonriéndome, diciéndome que no podré escapar de ella, es la nueva plaga del mundo.
Por ejemplo, está el Club Deportivo Guadalajara que tiene la política de no contratar jugadores extranjeros. Pero eso no es más que un acto hipócrita, pues ese club pertenece a la Primera División Mexicana, de la que el Club América, que muchas veces ha hecho noticia por sus contrataciones de extranjeros, también forma parte.
Pero no crean que la hipocresía sólo aparece en México, en España está el FC Barcelona que, ahora que por fin han agregado "publicidad" al espacio central de su camiseta, ha sido para promover a Unicef y no recibe beneficios económicos por el trato. ¡Qué hipocresía! En la misma liga de futbol están otros equipos, como el Real Madrid que desde hace tiempo obtiene ingresos por su publicidad en esa zona de la vestimenta.
Si el deporte fuera la única fuente de hipocresía, no me sentiría tan perdido, pero vemos también que países completos son hipócritas. Por ejemplo, Alemania tiene la hipocresía de ser principalmente protestante, cuando pertenece a la Unión Europea al igual que España, país católico.
Y como individuos no estamos exentos. ¡Qué hipócritas son todos aquellos ecologistas, vegetarianos, protectores de los animales, siendo que hay otros seres de su misma especie que no se preocupan por el ambiente, devoran y torturan animales!
Y la naturaleza, aparentemente, no está exenta de este mal tampoco. Las levaduras que nos ayudan a producir nuestro vino, cerveza y pan dan muestras de su hipocresía, al existir otros hongos, como el amanita muscaria que nos resultan venenosos.
Y esos árboles caducifolios que pierden sus hojas en otoño no resultan menos hipócritas, a lado de los perennes, siempre verdes y fuertes.
Como ven, no importa dónde mire, la hipocresía está ahí; y será imposible extinguirla.